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INTERVENCIÓN EN CRISIS EN VICTIMAS DE DELITOS SEXUALES




La crisis es definida:


como un “estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo”. La crisis desborda los mecanismos de afrontamiento generando ansiedad, confusión, desorganización, inestabilidad que es vivida como una amenaza o pérdida y la afecta en distintos ámbitos de su vida (familiar, social, laboral, educativo, relacional, salud, entre otros).

Puede ser consecuencia del ciclo vital o inesperada - circunstancial, como es el caso de las situaciones de violencia. Cuando se produce un evento traumático de la magnitud de una agresión sexual aguda o violencia en forma crónica, las víctimas pueden sufrir daño psíquico que incluye un amplio espectro de manifestaciones que van desde síntomas disociativos, depresión, ansiedad en sus diversas formas, fobias, trastorno de estrés postraumático, afectando en los distintos aspectos de su vida.


La intervención en crisis es definida como:


“un proceso de ayuda dirigida a auxiliar a una persona o familia a soportar un suceso traumático de modo que la probabilidad de debilitar los efectos ( estigmas sociales, daño físico) se aminore y la probabilidad de crecimiento (nuevas habilidades en la vida, más opciones de vida) se incremente”. Implica ayudar a la persona a movilizar sus propios recursos para afrontar y superar el problema.

Ante crisis circunstanciales, como las vinculadas a episodios de violencia sexual aguda, se puede identificar una serie de fases. Inicialmente la víctima presenta ansiedad y en shock emocional, lo que explica algunas reacciones como la falta de concurrencia inmediata a los servicios de salud, baño y eliminación de la vestimenta que llevaba puesta, entre otras. Esta etapa inicial puede durar días o semanas. Luego comienza a adaptarse, retomar sus rutinas y hablar del tema. Finalmente si cuenta con los recursos y apoyos adecuados podrá integrarlo y resolverlo.


La intervención durante la crisis tiene como objetivo:


brindar seguridad a la víctima, apoyo, evaluar y promover las estrategias de afrontamiento y redes de apoyo. Es necesario brindar una primera contención psicológica en forma inmediata que permita evaluar si se requiere un abordaje posterior. Esa contención inicial debería ser llevada a cabo por cualquier profesional que toma contacto con la situación, incluyendo personal de enfermería, médicos de guardia, trabajo social, entre otros. Es lo que algunos autores denominan primeros auxilios psicológicos y tiene la finalidad de pesquisar personas en riesgo, evaluar si se requiere otro tipo de apoyo psicológico y prevenir el desarrollo de síntomas postraumáticos. Se pretende satisfacer las necesidades básicas, contactar a la víctima con su apoyo social, restitución del estado físico, aliviar angustia y sufrimiento emocional, mostrando algunas estrategias de afrontamiento al estrés.


En este momento algunas acciones que pueden llevarse a cabo ante una víctima de violencia podrían ser:


  • escucharla y permitirle expresar libremente lo ocurrido y sus emociones,

  • contactarla emocionalmente con alguna situación positiva vivida previo al episodio de violencia que genera la consulta (para “correrla” de la imagen del trauma),

  • preguntarle si previamente tuvo algún problema importante y a quien recurrió (para evaluar sus recursos y las redes) y cómo lo resolvió,

  • reforzar sus aspectos positivos,

  • preguntar si desea apoyo para hablar con sus familiares, explicarle que aunque no quiera contar lo ocurrido igual puede compartir tiempo con su familia.

  • informarle respecto al deber de confidencialidad y que si no lo desea no se informará de lo ocurrido (salvo en caso de niño/as o adolescentes en que esté justificado por el interés superior y necesidad de protección)

  • informarle sobre los protocolos existentes para evitar infecciones de transmisión sexual y embarazo no deseado,

  • informarle sobre los sentimientos que normalmente experimentará y cómo lidiar con ello; - explicarle ejercicios y técnicas de relajación para disminuir el estrés,

  • ofrecerle la posibilidad de cambiarse de ropa e higienizarse en privado,

  • ofrecerle algo de beber, incluso alimentos si lo desea,

  • ofrecer si requiere realizar alguna llamada telefónica o contactar a quien sea su referente, - ayudarla a trasladarse si lo desea y es posible,

  • animarla a retomar actividades que le generen relajación y satisfacción,

  • promover un patrón de sueño saludable.


Además deberá evaluarse la presencia de sintomatología de alarma que requiera valoración urgente por psiquiatra, el riesgo suicida y de autolesiones, y actuar en consecuencia. Es importante recordar que no toda víctima requiere de terapia para superar el suceso traumático, y en algunos casos es suficiente con involucrarse en actividades estimulantes. No obstante en la evolución en algunas víctimas puede estar indicado un abordaje psicológico temprano con la finalidad de evaluar si hay daño psíquico y factores predisponentes y determinantes del mismo, forma de afrontamiento y realizar una intervención en crisis en caso de síntomas inmediatos, prestando atención a las conductas basales y reintegro a actividades cotidianas lo antes posible.


En caso de factores de riesgo para presentar sintomatología en forma crónica (luego del mes del evento), si las vivencias interfieren negativamente en distintos aspectos de su vida cotidiana, o si carece de redes de soporte se recomendará una intervención a más largo plazo. Dicho abordaje podrá incluir el manejo de las creencias distorsionadas, fobias, culpa, vergüenza, promover red de soporte social y vínculos de confianza, fomentar autoestima y cuidados de la salud, estimular para realizar actividades gratificantes, evitar conductas de riesgo y revictimización, así como tratar la psicopatología en caso de que exista.

También ante la presencia de determinada sintomatología puede ser necesaria la evaluación por psiquiatra. Se prestará especial atención a sintomatología depresiva, así como sugestiva de trastorno de estrés postraumático (rememoración y reexperimentación, conductas evitativas de situaciones evocadoras del evento traumático, sensación permanente de peligro, ansiedad).


El objetivo no es erradicar el suceso traumático de la memoria de la persona, sino poder integrarlo como un antecedente que no genere reacciones negativas ni síntomas psicopatológicos, ni que se recurra a mecanismos de afrontamiento inadecuadas como el uso problemático de drogas, automedicación, o pluriconsultas en servicios de salud que pueden terminar en medicalización de los síntomas. En ocasiones la medicación es necesaria para el control de los síntomas, pero no puede ser una medida terapéutica aislada, sino parte de un abordaje integral, y su prescripción debe individualizarse. En situaciones de violencia basada en género y generaciones incluyendo la explotación, violencia sexual, maltrato entre otras formas, los equipos deben revalorar el riesgo y chequear la seguridad de la víctima en forma constante, aún en estas intervenciones a más largo plazo.




Si deseas aprender sobre la intervención en crisis de victimas de abusos sexuales aquí te dejamos algunos puntos que te podrían ayudar. Da click aquí.









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